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IGLESIA GENTIL DE CRISTO: Es una denominacion pentecostal, basada en las Sgradas Escrituras, conforme al Evangelio revelado del Aóstol Pablo.

lunes, 11 de julio de 2011

EL SÍNDROME DE LA NIÑEZ ESPIRITUAL

EL SÍNDROME DE LA NIÑEZ ESPIRITUAL
 

“DESEAD COMO  NIÑOS RECIÉN NACIDOS, LA LECHE ESPIRITUAL, SIN ENGAÑO, PARA QUE POR ELLA CREZCÁIS EN SALUD: si empero habéis gustado QUE EL SEÑOR ES BENIGNO.
 
    1ª Ped. 2:2-3

La niñez espiritual es un estado natural por el cual pasamos todos los seres humanos. Es un tiempo bello que los jóvenes y adultos,  que ya lo vivieron, deben  de reconocer para beneficio de los niños que  se desarrolle con naturalidad saludable,  que beneficiara en gran manera las etapas de las vidas que vienen después. Esto favorece la vida natural,  pero debemos buscar  también el favorecimiento de la vida espiritual, comprendiendo que  en esta, también hay un proceso en el cual, se pasa por un estado espiritual, que sirve de base para seguir creciendo normalmente en la Gracia divina, y  así desarrollar una vida cristiana, sana y productiva.

De no ser así, correremos el riesgo de caer en un estado de infantilismo prolongado o permanente, que nos hará inútiles, al convertirnos en un lastre, que con muchas dificultades se tendrá que soportar.

            Cuidar a los niños en Cristo implica un trabajo cuidado que con paciencia  podemos llevarlo al verdadero conocimiento de la verdad, no en  el escándalo  irrefrenable; el profeta Jeremías, hablando por el Espíritu Santo decía: “Y OS DARE PASTORES SEGÚN MI CORAZON, QUE APACIENTEN DE CIENCIA Y DE INTELIGENCIA.(Jer. 3:15).

(Jer. 23:4) los niños bien nacidos, sanos llenos de vida y esperanza.

            Pero eso cuesta trabajo, pues necesitamos cuidar muy bien de nuestros niños, desde que son engendrados y durante la gestación y el alumbramiento. La labor se hace mas ardua, cuando nace, pero entonces entra en juego la ternura y abnegación materna, se necesita verdadera entrega, y mucha de dedicación para hacerlo bien. Pero recuérdese que los que engendran a los niños o los dan a luz; tienen que ser gente sana y bien equilibrada en lo físico, mental, emocional, social y espiritual. Por lo tanto, se vera que todo el cuerpo de Cristo tiene que estar sano espiritualmente, y para el caso, hay que tener un cuerpo ministerial capaz de suministrar todos los cuidados que se requieren. Queremos productiva espiritual y crecimiento, pero necesitamos capacidad de generarla, desarrollarla. Estas son etapas a las que se deben dar mucha atención, coordinación y seguimiento.

            Entonces hay que atender con eficiencia a los que están en el proceso de nacer en Cristo, cuidar de ellos en la hora del Bautismo, instruirlos bien desde el momento en que ingresa a la iglesia e irlos incorporando el trabajo de la misma. Luego hay quedarles instrucciones progresivas según sus necesidades, haciéndola selectiva, cuando se requiera, y aumentar sus obligaciones de servicio, según la capacidad que va adquiriendo. Junto con este tiene que desarrollarse el carácter Cristiano. Así podremos tener hermanos, que serán buenos prospectos quiere dar los Dones Espirituales. (Juan 10:11).

EL PROBLEMA DEL SINDROME ESPIRITUAL.

“CUANDO YO ERA NIÑO, HABLABA COMO NIÑO, PENSABA COMO NIÑO, JUZGABA COMO NIÑO, MAS CUANDO YA FUI HOMBRE HECHO, DEJE LO QUE ERA DE NIÑO”.
 
  1ª Cor. 13.11.

            Los niños que no crecen al ritmo normal, están retrasados en sus facultades naturales. El cuerpo se les desarrolla, pero la mentalidad no lo hace; entonces se vuelven adultos infantiles o infantiles adultos; esto es normal. No se puede prescindir de esta gente y por lo mismo, las familias y el gobierno tienen que ver como lo resuelven, pues las personas así; requieren cuidados especiales y algunos nunca se restauran a la normalidad.

            En la iglesia se da este problema con aquellos que no crecen en la gracia del señor. Son adultos físicamente pero espiritualmente, siguen en la niñez por tiempo indefinido.

            Los ministros y demás líderes, tienen que desempeñar entonces las funciones de niñeros en vez de atender su trabajo normal. El apóstol Pablo señala, que estos les sucede a las gentes porque no se supera en lo espiritual y por el contrario degeneran en la carnalidad (1ª Cor. 3:1).

            Esto retarda la obra del señor y a veces, la estancan por tiempo indefinido; la gente así no es apta operar los dones del espíritu pero su mentalidad infantil los hace pensar y sentir que son aptos.

            El espíritu no los usa pero ellos pretenden que lo hacen, no reciben ningún don, pero ellos con actitudes ilusas, se adjudican alguno y enseñan a los demás niños espirituales. Algunos de estos los envidian y luego se adjudican otros dones, para hacerles competencias.

            De esta manera los carnales inventan dones falsos y producen confusión. Pero tratan de justificarse atribuyendo todo al Espíritu Santo. La realidad es que son motivos por un espíritu de error el cual se debe detectar oportuna mente para evitar el desorden.

            La iglesia prevalecerá porque Dios esta con ella; siempre abra niños, pero estos; serán bien entendidos para que se desarrollen normalmente, esto sucederá por que los mayores están bien nutridos espiritualmente y los ministros y lideres funcionarían con la eficiencia que les da el conocimiento de la palabra de Dios.

            Hay otros aspectos de este problema por la cual debemos de estar vigilantes como pastores al cuidado del rebaño del Señor, para no caer como cayo Israel en el cuidado de un pueblo, (Os. 4:6).

            Siempre que se presenta una anomalía, es cosa común, que se busque el origen del problema, se hace esto para descubrir la causa que la ocasiono y saber quien o quienes son los culpables, para luego proceder en contra de el o ellos. A veces ocurre que hay una culpabilidad colectiva, difícil de reconocer, por que algunos no lo aceptan.

            Siempre que se presenta una anomalía, es cosa común, que se busque el origen del problema, se hace esto para descubrir la causa que la ocasión y saber quien o quienes son los culpables, para luego proceder en contra de el o ellos. A veces ocurre que hay una culpabilidad colectiva, difícil de reconocer, porque algunos no la aceptan.

            Así llega a suceder en la iglesia no hay un culpable directo de que no tengamos renovación espiritual, siempre frió en el avivamiento y no hay avivamiento. La culpa viene sobre todos, y no nos podemos librar de ella, Esto tenemos que reconocerlo, admitiendo que la falla es general, y que debemos arrepentirnos y reconciliarnos unos con otros, y con Dios. De esta manera se resolverá el problema.

            Necesitamos mucha voluntad para tomar la decisión de examinarnos y descubrir las faltas que tenemos con el fin de corregirlas. Pero podemos hacerlo con ayuda de Dios, para bien de nosotros mismos y de este mundo perdido que necesita de la iglesia. Esta tiene que superarse para realizar una labor eficaz en la importante misión que le ha conferido.


                  Su Hno. Nepthalí Márquez Moyrón


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